#15 Koh Tao-Bangkok



Templo Wat Arun, lo unico fotografiable de la experiencia 

Para comenzar este viaje nos subimos a otro barco pero que poco tenia que ver con el anterior, ni bien subimos a bordo descubrimos las visibles mejorías de este en relación al que tomamos para llegar a Koh Tao, camas cuchetas, aire acondicionado, manta y sabanas limpias para la ocasión, ademas de una terraza excelente para ver las estrellas durante el viaje (no lo hicimos porque dormir se alistaba antes en las prioridades del viaje). 

Nuestro dormitorio con poco lujo pero extrema comodidad.

Nuestra salida era 21hs y llegaríamos allá por las 6am a Chumphon. Hasta ahí todo marchaba perfectamente pero… si siempre hay un pesado pero… Llegamos a Chumphon a las 3:30am, nos asomamos y llovía intensamente. Los planes de salir en busca de un desayuno eran cuanto menos utópicos, por lo que decidimos que ese barco no se iba a ir de puerto y que volveríamos a dormir como todo hijo de buen vecino hubiera decidido en su sano juicio. Para nuestra sorpresa solo quedamos pocxs dentro de la habitación pero eso no impidió que durmiéramos un rato más. Entre idas y venidas, sueño y vigilia estiramos nuestro despertar hasta las 6am cuando aún lloviznaba pero prácticamente nada. Al salir del barco descubrimos porque cerca de las 5 am habían subido gritando diferentes destinos a modo de taxista enfurecido. Estábamos en el medio de la nada y en un camino que no tenia pinta de muy transitado a esas horas. 

Emprendimos caminata mirando de reojo hacia atrás que había una camioneta recogiendo algo del barco, en cuanto nos pasó por al lado levantamos la mano y paro inmediatamente para ayudarnos, y así sin escalas y gracias a la magia del dedo y la buena voluntad de la gente estábamos en la ciudad desayunando a las puertas de un seven eleven (supermercado típico en la zona). 

La imagen era alentadora pero no tanto, las nubes negras cubrían el cielo y alternaba entre lluvias y paradas. Semejante panorama nos hizo tomar una decisión (con el diario del lunes) un tanto apresurada de ir en busca de un tren sin escalas hacia Bangkok.

Tras una larga y cansada caminata llegamos a la estación de tren donde nos comunicaron que el próximo tren salía 12:30hs y tardaba algo así como 9 hs. Con una mirada optimista de quien lleva solo un par de horas levantado, decidimos que lo pasaríamos leyendo, escribiendo y escuchando podcasts. 


A simple vista un vaso pero…

La realidad fue un poco diferente y esas 9 hs se alargaron más de lo que dura normalmente el tiempo. Llegamos cerca de las 21:30 hs a la ciudad añorando un descanso. Las mochilas pesaban mas de lo habitual cuando veíamos gente en la calle pidiendo y emborrachándose para olvidar la dureza de su realidad. 

La ciudad siempre tiene ese mensaje cruel y macabro que te enseña la riqueza y la miseria como las dos caras de la misma moneda y que te moviliza a no ser que te pongas el chaleco antibalas de sentimientos y camines sin mirar hacia los lados ni hacia abajo. 

Finalmente llegamos al hostel con ganas de limpiarnos de toda esa realidad impregnada en nuestra piel pero que no estábamos preparadxs de hacer parte de nuestra carne, acto necesario para vivir en paz en lugares como este.

Al día siguiente encontramos la noticia que nos recibirían en couchsurfing las siguientes dos noches y pensamos que no estaría mal una experiencia gratificante para alivianar nuestro paso por la capital tailandesa. Pero… otra vez el maldito pero, este no sería el caso. Kumar fue nuestro anfitrión pero seguiría en la línea de la energía del lugar, si bien nos consideramos personas flexibles hay situaciones que sobrepasan nuestro entendimiento y nos hace repensarnos como personas. ¿Será esta distancia por cuestiones culturales? ¿Será que no se siente a gusto? ¿Será? La realidad es que no pudimos conectar con nuestro anfitrión ya sea por barreras lingüísticas (supuestamente hablaba español e inglés pero aún así no lográbamos entendernos) o por formas de vida disímiles. Pese a que lo intentamos de muchas maneras, no hubo forma de entablar una conversación y mucho menos un vínculo ameno. Un gran aprendizaje pero que aún así nos drenó bastante la energía, alineado con el resto del entorno. 

El último día decidimos irnos a un hostel mas céntrico para ver un poco los atractivos de la ciudad. Pero la esencia Bangkokense(? era dura de sortear, la densidad flotaba en el aire, comerciantes dispuestxs a cagarte en las esquinas, gente sufriendo la dureza de la calle, y a una cuadra de distancia de ahi, la fiesta montada para el turismo internacional con gusanos, escorpiones y cocodrilo para comer (cosas que nunca comería un local) y hasta mujeres que lanzan pelotas de ping pong de la vagina. Una realidad difícil de superar para nosotrxs. 

En algún momento de claridad después de saborear una cena en un rico restaurante vegetariano (lo mejor de Bangkok) llego a mi boca la siguiente frase y creo que resume un poco la realidad que divisamos. 

“Bangkok se prostituyó al turismo y la violaron”. Esta frase hace referencia a que la prostitución es legal en Tailandia y que al menos en esta ciudad es mas fácil encontrar esencia europea de fiesta que asiática.


Lagarto enorme en un parque en pleno bangkok, creanme que el cuervo era grande también…

Con estas líneas he intentado retratar nuestro sentimiento en la ciudad y espero que haya trascendido hacia el otro lado de la pantalla para que si te planteabas venir a Bangkok, al menos tengas una idea más concreta de su realidad. 

Gracias por llegar hasta acá y en el próximo capítulo compartiremos como transmutamos y cambiamos ese sentir por algo mucho mas nutritivo! 

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