#21 Laos - Vientiane - frontera con Camboya

Salir de las grandes ciudades a dedo puede parecer a priori más difícil que ya estando en ruta, pero los patrones del autostop son tan diversos como la gente que frena. Así fue que un domingo por la mañana y en pleno centro de la capital sacamos nuestro cartel y en dos semáforos paró una empresaria con mucho mejor inglés que nosotres bajo la frase de cabecera de todes quienes frenan, quería ayudarnos. Nos llevó unos 10 minutos en dirección hacia la salida y nos dio su teléfono para ayudarnos en cualquier caso que necesitáramos, justificando el no llevarnos más porque su hije la esperaba para hacer las tareas de la escuela. Le agradecimos y empezamos a caminar ya que se había desviado más de la cuenta de la ruta principal que nos llevaba hacia Thakhek (+300km). Fueron como dos kilómetros duros bajo el sol matutino que nos hubiera hecho sudar mucho, si no fuera porque la sequedad del ambiente no lo permite. Sacamos nuestro cartel a pasear y rápidamente frenó una camioneta un tanto venida a menos con 5 personas en el interior que nos hizo señas de subir a la caja. Saltamos con nuestras mochilas y empezó a andar a lo que serían solo unos 15 km donde bajaríamos en una intersección. Al frenar, agradecerles y hacer la foto de rigor la gente nos ofrecía dinero, el que rechazamos contundentemente pero cuanto más contundentes nos poníamos ellos retrucaban la oferta hasta terminar metiendo el dinero en mi bolsillo. Como línea general de vida, el que menos tiene siempre es el que más da. 


Nuestro amigo que nos financió el día de viaje.

Esperamos un poco más hasta que nos recogió otra camioneta que iba rumbo a nuestro destino pero no sabíamos cuánto, aunque parezca difícil de creer muchas veces tras hablar largos ratos y no terminar de entender cuál es el destino del conductor, simplemente confiamos que es en nuestro camino y vamos siguiendo el recorrido en nuestro mapa. Este tramo finalizó en el medio de una ruta en construcción cerca de las 13hs con sol fuerte pegando y polvo inundando los ojos. Esos lugares donde o tardan años en frenar o te levanta el primer auto que pasa… y así fue, frenó una camioneta toyota srv con aire acondicionado y resistente a los millones de pozos y cortes que había sobre el lastimado pavimento. En su interior había un emocionado conductor por el encuentro con alguien que amenizara su viaje de 8hs de conducción sin frenadas intermedias. Era un trabajador de una empresa china que se encargaba de gestionar una presa hidroeléctrica. Nuestro amigo venido de china hacía 12 años y con nada de inglés en su léxico disfrutaba tanto como nosotres los avances de la tecnología y el poder estar comunicándonos. Tras varias horas de viaje llegamos donde trabajaba, atardecer cayendo y la emoción de niñes que nos invadía al ver algo por primera vez y pudiendo hacer preguntas al respecto. Nos ofreció dormir en una habitación para empleados, lo cual aceptamos. Pero al ingresar y oler la habitación insistió en conducir hasta el hotel mas cercano y pagarnos la noche junto con la cena compartida. 


Nuestro amigo Atxai o como sea que lo escriba.

Una de esas experiencias tan únicas que nos regala viajar a dedo. 



Dedo camino a Thakhek auspiciado por toldos Segur.



Los próximos dos días los pasaríamos en Thakhek, entre comida, atardeceres y visitas a lugares naturales invertimos nuestro tiempo. 



Atardecer en Thakhek.


Conseguir una cerveza rica suele ser difícil.


Un kayak perdido llegó a nuestras manos y para salvarlo tuvimos que cobrar el rescate de usarlo.



Nuestro próximo destino seria Don Det o comúnmente llamado 4000 islas, situada prácticamente en la frontera con Camboya. Tardamos un par de días en llegar a dedo. Casi antes de llegar, nos avanzó unos diez km un joven de buen inglés con el que tuvimos el lujo de conversar acerca de esas preguntas que te surgen durante el viaje y muchas veces tenés que esperar para resolver. Su mujer cocinó con mucho amor una comida para todas las presentes y compartimos la primer comida entre locales en Laos. Las dos horas de inacción del dedo valieron cada segundo por las charlas y las vivencias compartidas. Nos contó acerca de la cultura de los campesinos de la zona, los cultivos de mandioca trozeada que son secados y exportados a los países vecinos, la contaminación del río y varias cosas más, posiblemente explicadas en el próximo posteo de curiosidades laosianas. 

Finalmente llegamos a la isla, donde pasaríamos los días finales antes de cruzar a Camboya. 



Atardeceres en Don Det.



Caminamos, anduvimos en bici, visitamos cascadas (entre ellas la más grande del sudeste y entre las 10 más grandes del mundo), descansamos, vimos varios atardeceres muy bonitos, comimos bien y como cereza del postre hicimos acroyoga con unes niñes el último día de estancia en la isla. 




Cascada.



¿Se animarian a cruzar este puente para llegar a la cascada?


Encontrar pausas al movimiento cuando haces viajes largos son la clave para evitar el agotamiento y el cansancio propio de la intensidad de cada día. 

Laos fue un país que nos impresionó con sus bellísimas montañas en el norte, y con sus arrozales familiares que cultivan con una artesanía propia de otra época, con herramientas rudimentarias y gran esfuerzo humano. 

Nos impresionó por la generosidad de las personas fuera del circuito turístico y las miradas perdidas de las personas que viven dentro del circuito y trabajan de lunes a lunes de 7-22hs sirviendo a los turistas que tantas veces somos incapaces de empatizar con la realidad de nuestros iguales por el simple hecho de haber nacido en un lugar con más dinero. Elegimos viajar para ver realidades diversas y permitirnos crecer y transformarnos en ese intercambio. Pero la historia cambia cuando la realidad que vemos está modificada para adaptarse a las necesidades codiciosas del turismo. En lugar de cambiar quien elige viajar, exigimos que cambie el otre para hacernos el lugar lo más parecido a casa posible, a eso que conocemos y nos sentimos cómodes. 

Viajar muchas veces exige habitar espacios y situaciones incómodas para crecer, dejar atrás viejas pieles y volvernos personas más flexibles y abiertas a la diversidad. O al menos, por eso lo hacemos nosotres. 

Y ustedes? Por qué viajan? 

Si les gusta nuestro blog y quieren o puede ayudarnos a seguir viajando puede hacerlo invitando os un cafecito. Gracias por leernos.

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