#19 Tailandia - Curiosidades



La casa junto al rio.


Ya están aquí, estas son, las curiosidades de Tailandia. Después del gran éxito que tuvieron las curiosidades de Malasia (? decidimos hacer las curiosidades de nuestro tercer país, Tailandia.

En esta publicación del blog les contaremos todo eso que llama nuestra atención por sus diferencias culturales con nuestras costumbres y maneras de actuar.  A continuación les ilustraremos 5 cosas de esas que mas nos llamaron la atención y un especial bonus track de nuestra noche buena y navidad. 

La primera curiosidad es quizás nuestra preferida, para saludarse la gente no extiende la mano, ni abraza, mucho menos da dos besos o ni siquiera uno. La manera de saludarse es juntando ambas manos en el pecho, mirando a la otra persona y realizar una pequeña inclinación de la cabeza hacia la otra persona. Similar al saludo yogui de namaste 🙏🏽.

En segundo lugar está la manera de escribir. Tan solo pisar Tailandia sufrimos un gran choque al darnos cuenta que a partir de ese momento, no podríamos leer absolutamente nada en adelante que no estuviera traducido al inglés. Por lo que debimos pedir ayuda para hacer un cartel funcional para parar a los autos mientras que hacíamos dedo (autostop). Afortunadamente la barrera social con esta hermosa gente es menor que la gramática. 

Recepcionista nos escribe el cartel en Thai.

En el puesto número 3 de nuestro ranking se encuentra uno de esos quehaceres que nos llevan tiempo identificar, o mejor dicho llegar a la conclusión que hay un patrón común entre gran parte de la sociedad. Al viajar a dedo descubrimos que la mayoría de lxs locales llevan colgado dentro de sus coches prendas de ropa en perchas, unx pensaría que solo lo haría gente importante con sus caros trajes y vestidos, pero no es así, te cuelgan en el mismo lugar un traje o una camiseta de fútbol sin jerarquización evidente. También observamos en algún hostel que incluso la gente que viaja, abre la mochila y cuelga sus ropas en barrales o donde encuentren dentro del lugar, al parecer son alérgicxs a las arrugas o algo similar. Lo más sorprendente es que no estornuden en cuanto nos acercamos, porque si algo no está nuestra ropa, es planchada.


Desplanchando la ropa de algun coche que nos llevo.

En la cuarta posición están las legalizaciones occidentales. En este país, y lo percibimos también tan solo cruzar la frontera, es legal la prostitución por lo que no es nada raro ver a hombres de elevada edad (viejos verdes occidentales, se podría decir también) acompañados de hermosas chicas jóvenes tailandesas de la mano, como trofeo de su cacería con balas de dólares.  Otra legalización orientada al turismo es la marihuana, hace pocos meses el estado tailandés legalizó la marihuana medicinal, pero lejos de usarse como la gran medicina que es, se destina a venderse a borrachxs y juerguerxs occidentales en esas fiestas irreales en Asia pero tan promovidas para los turistas europeos. Por supuesto, el negocio maneja precios europeos, otra de las señales de su orientación occidental.

Y por último, pero no por eso menos sorprendente, es lo buena onda y generosa que es la policía tailandesa. Sí, aunque parezca difícil de leer en un blog nuestro este mensaje, hay que saber admitirlo. Cada vez que necesitamos algo e incluso en situaciones que nos encontramos esperando un colectivo, se nos acercaba algún policía queriendo ayudar, cargándonos agua caliente para el mate o indicándonos como hacer lo que sea que necesitáramos. Incluso en alguna ocasión se lo transmitimos a algún oficial con asombro y respondió que a lo largo de todo el mundo era así. Entendemos que le hayamos acariciado el ego señor oficial pero hemos viajado más que usted y nos hemos encontrado una realidad bastante disímil a la suya, pero por las dudas no se lo dijimos para que no cambie de opinión. 

Y para finalizar explicaré la historia de como pasamos nuestra navidad, porque la historia en si es la curiosidad más grande que hayamos vivido en el país quizás.

El 24/12 salimos a la ruta a hacer dedo sin tener mucha idea de dónde pasaríamos la noche, la realidad es que para mi no es un día a celebrar específicamente nada y para Fabienne tampoco en este lugar por lo que decidimos dejar al azar del autostop dónde pasaríamos el no evento. Tras unos minutos intentando parar un auto paró Jack, quien no tenía el mejor nivel de inglés pero nos comunicó que era profe de yoga y que tenía que ir a trabajar a un lugar en la montaña. Entre nosotrxs empezamos a idealizar una navidad en un retiro de yoga en la naturaleza y tenía un gran encanto. Al poco de ruta Jack frenó a comprar víveres porque al parecer había poco donde comprar en el lugar. Tras conversar un poco mas y entrar en confianza nos invitó a ir con él si teníamos nuestra carpa, a lo que accedimos con ilusión infantil. 

Casa típica del pueblo mas cercano.

Al llegar al lugar descubrimos el paraíso que este era, una casa super lujosa en el medio de la nada, en el lateral pasaba un río poco caudaloso que inundaba el entorno de paz y ruido a agua entre piedras. A pocos metros se encontraba una cabaña utilitaria con un baño y dos habitaciones donde dormiríamos nosotrxs y Jack. Al parecer la casa era de una amiga de Jack y esta la alquilaba via airbnb a una gente de Singapur que vendría esa misma tarde. El rol de Jack, junto a un matrimonio local que se encargaban de mantener el lugar, era asistir a los huéspedes en lo que necesitaran. Nonguiau, que así se llamaba la mujer, pequeñita y sonriente con unos cachetes rojitos que endulzaban su cara, fue nuestro gran regalo de Navidad.

Jack y Nonguiau.

Para hacer tiempo antes de ir a buscarlxs fuimos a comprar algo de comida en un pueblo cercano para esa noche, ya que, según nos dijo nuestro amigo, podríamos compartir la cocina con los huéspedes. Entre risas cómplices con Nonguiau, que también nos acompañó, compramos algo de comida, entre ello papas, cebollas y huevos porque le prepararíamos a nuestro compañero nuestro plato de cabecera, tortilla de papas. 

Al volver al lugar, ya con la gente de Singapur listxs para llegar, decidimos que quizás era mejor idea dejar nuestra comida en la cabaña por el remoto caso de que a la gente que llegara no les convenciera la idea de estar pagando mucha plata por un retiro en el bosque y tener que compartir la cocina con unos hippies. Si bien nos bañamos diariamente conocimos Singapur y sus estándares de vida…

Al llegar la gente a la casa comenzó la verdadera diversión. Jack estresado un poco por todo lo que estaba sucediendo de idas y venidas no vio mejor idea que autorregularse fumándose un porro. Hecho que nos descolocó un poco ya que esperábamos otras habilidades por parte de un profe de yoga, pero en este momento empezábamos a conocer un poco más de su ser real y a deconstruir nuestras idealizaciones. Tras acabar el porro nos dirigimos hacia la casa principal donde nosotrxs teníamos la intención de agarrar una sartén y salir nuevamente para empezar a cocinar, ya que no veíamos claro lo de okupar su cocina… Al entrar nos dimos cuenta que éramos 4 personas además de la pareja y el bebé singapurense. Jack, nosotrxs dos y Nonguiau (ella ya estaba manos a la obra arreglando algo que los huéspedes le habían pedido). Nosotrxs disimulamos la sustracción de la sartén haciéndonos pasar por traductores, rol que se desmembraría ante la primera pregunta de la chica, “Do you speak thai?” No solo no hablábamos thai sino que tampoco trabajábamos ahí. Pero los breves minutos que pasamos ahí nos hicieron sacar algunas conclusiones: 1 hicimos bien en sacar los artefactos para cocinar 2 efectivamente lxs oriundxs de Singapur no querían compartir la cocina y 3 a Jack le había afectado la marihuana y estaba dirigiéndose a un indignado hombre con la cercanía del drogado/borracho y un inglés poco distinguible, mala combinación. 

Tras las conclusiones nos pusimos a cocinar nuestra deliciosa tortilla en wok, esta mejora asiática no es más que una necesidad, pero la falta de sartén no terminó siendo la última dificultad culinaria sino que se sumó la ausencia de platos planos para darle la vuelta y tuve que evidenciar la inutilidad del “tombatruites” y darle la vuelta con un plato del decathlon, aquí abajo la prueba irrefutable del logro. 


Tortilla en wok y cocina de gas campamentil.


Chef posando con sus utensillos profesionales.

Al volver de la casa principal, nuestro amigo con tristeza evidentemente concluyó que no se podían entender con los clientes y decidió que debería aplacar sus penas con cerveza caliente. Parece que la situación en la casa se puso algo tensa después de irnos y los singapurenses estaban bastante descontentos. Nonguiau se acercó a consolar al desolado y amarihuanado Jack y celebró con entusiasmo que nos hubiéramos hecho con lo necesario para cocinar: cuando vio el wok y el hornillo se puso a bailar conmigo, baile que nos expandió el corazón y el ánimo. Volviendo a las cervezas de Jack como método de autorregulación, se tomó una de la cual nos ofreció y rechazamos, y tras esta lata evidenció su poca tolerancia al alcohol. En otras palabras, la birra caliente, el porro y no haber comido lo dejaron en estado de hablar boludeces y hacer atentados de ataques a la casa en busca de su comida, que tuvimos que redirigir reiteradamente para evitar el gran papelón. Al abrir la segunda y última lata nos dimos cuenta que si se la tomaba entera estaríamos ante el problema de tener que lidiar con el borracho así que decidimos aceptar sus ofrecimientos y tirarlos por la ventana sin que lo percibiera. Luego de acabarse la birra nuestro amigo evidenció con sus palabras que tenía problemas de alcoholismo y que le costaba parar de beber, por suerte se había acabado el alcohol pero prometió para la noche siguiente comprar 12 latas, ahí fue cuando decidimos que no nos quedaríamos otra noche en el lugar. 

Nonguiau nos presenta a su gallo llamado “el agregado” porque en una compra se lo regalaron.

Si bien tratar con borrachos es una situación que nos cuesta a ambxs, terminamos concluyendo que era imposible pasar la navidad sin borrachxs incluso en el medio del bosque perdidxs en la nada misma. 

Pero a la mañana siguiente todo mejoraría, cerca de media mañana llegó la amiga de Jack, quien hablaba inglés fluido y tenía una sonrisa casi tan linda como su energía, Mo era su nombre. Con su calidez nos comentó que rápidamente había solucionado el malentendido pero que los huéspedes querían quedarse en soledad con Nonguiau y entendimos los motivos perfectamente. Pero antes de irnos todxs tuvimos tiempo de ver hablar, con Mo como traductora, acerca del proceso del cultivo y tratamiento del grano del café (plantación típica de la zona). Los frutos son cultivados de pequeñas plantas que crecen aleatoriamente debajo de árboles más grandes, como el estado prohíbe el monocultivo lxs campesinxs como Nonguiau buscan donde están las plantas y cosechan el fruto de color rojizo. Luego comienza el proceso de tratamiento, pelado, raspado, secado durante 10 días al sol, pelado de la última cáscara reticente y embolsado para enviarlo a grandes cafeteras donde lo tuestan a temperaturas controladas en maquinaria industrial. 

Mo y Jack antes de despedirnos.

No podríamos haber descubierto y aprendido tantas cosas si viajábamos en bus hasta el próximo punto en el mapa. Gracias al dedo y gracias Tailandia por tu hospitalidad y tu gente.

Granos en todos los estadios del proceso.

Nos leeremos en el proximo post en el país de al Laos…

 

Comentarios

  1. Aquí Pepe 1 2 38 de enero de 2023, 4:37

    Alto tip la de la plancha! Abrazo colegas, buen año de anécdotas!

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  2. Gracias amigo, buen año de bicicleteadas.

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