#28 Filipinas - Un desafío transformador


El gran compañero en una de las hermosas playas Filipinas 🇵🇭 

Tras varios días por las últimas ciudades vietnamitas, llegamos vía aérea a Manila, la ruidosa, caótica, sucia y desprolija capital Filipina. Sin dormir y llegando 5:30 am aterrizamos con bastante cansancio y desorientación. Nos esperaba Roberto, nuestro anfitrión de couchsurfing que mas adelante conocerán mejor, pero también nos esperaba enfrentarnos a un nuevo país. 


Parte colonial de Manila, calle de adoquines y construcción estilo español. 


Desayuno que nos preparó nuestro amigo Roberto antes de comenzar la travesía por la caótica ciudad.


Adobo vegetariano, plato típico adaptado por Roberto.

Cuando salimos de un país y antes de entrar al próximo hacemos un pequeño duelo personal, recordando las cosas que quizás no encontremos en el siguiente, comiendo algo del último territorio y hablando de como nos sentimos. Vietnam fue tan fugaz que casi no tuvimos tiempo de hacer nuestro duelo y de sopetón estábamos en un lugar completamente distinto a lo visto hasta ahora. Un país donde el idioma se nos hace mas cercano (porque todo el mundo habla inglés y por las palabras que aún perduran de la colonización española) pero mas difícil prácticamente todo lo que engloba a las tareas diarias del viaje. 



Precavidos salimos jugando con nuestra ya clásica tortilla de papas y evitamos una comida con carne.

El primer gran desafío sabíamos que sería la comida, un lugar en el que la carne de todo tipo es prioritaria en cualquier plato y el resto del plato se llena con arroz blanco un poco pasado sin siquiera una pizca de sal. Esta es la realidad en cualquiera de las comidas, desayuno, almuerzo o cena. Si bien tras viajar casi 6meses por el sudeste estamos acostumbradxs a comer arroz a diario, este plato insípido y 3 veces al día se nos hace bastante cuesta arriba. Por suerte Roberto adaptó algunos de los platos típicos a nuestra preferencia alimenticia y nos cuidó como mejor pudo para sortear la gran ciudad con liviandad, aún así no lo conseguimos. El caos, el calor, los atascos en el tráfico fueron demasiado y tuvimos que huir a los 5 días hacia otra isla en avión. 



Capturado en medio de la multitud intentando entender el dolor generado al igual que en America por los españoles.


La disposición de este país sería el siguiente desafío, como viajamos a dedo la mayoría del viaje, se nos hacía sencillo trazar un camino, elegíamos nuestra ruta en dirección hacia algún lugar y antes o después llegábamos con facilidad. Resulta que en Filipinas hay poco mas de 3000 islas por lo que aprendimos que la planificación del próximo lugar tiene matices. Lo descubrimos al llegar a algún destino y darnos cuenta que no había barco hacia el próximo sitio que imaginamos, o que el barco sale dos veces semanales y que faltaban 4 días para la salida del venidero. Todas estas nuevas configuraciones nos obligaron a reinventarnos, a dejar morir lxs viajerxs que éramos y transformarnos para adaptarnos al nuevo lugar. Dejar las pieles para que nuestras fronteras mentales se derrumben y nos acerque a la gente del lugar. 

Así llegamos al siguiente punto en la lista de desafíos, lxs filipinxs. 



Primer viaje en trycicle, transporte “público” local.

Filipinas tiene más de 100 millones de habitantes y es uno de los países con mayor emigración del mundo. Sus playas paradisíacas o su cálido clima no son suficientes para retener a sus cerca de 10 millones de personas que dejaron el país con el deseo o necesidad de salir de la situación de pobreza. En busca de un mejor pasar económico sueñan con irse del país en muchos casos a EEUU para conseguir todo lo que en su tierra se les niega. A causa del número de migrantes tener el pasaporte que diga “Pilipinas” (ellxs pronuncian y escriben las F como P) puede ser motivo suficiente para la denegación de visas a muchos lugares del mundo. Es por esto que vemos muchísimas mujeres jóvenes que en búsqueda de un mejor pasar recurren a casarse con un viejo europeo o yanqui con el objetivo de poder vivir en esos lugares. Lo que más nos hemos encontrado son los que después de jubilarse y tentados por una vida de bajo costo y buen clima, vienen al país en busca de una nueva joven esposa, pero no sin quejarse de que las cosas no son como en casa. 

Tras este aspecto social cabe mencionar uno mas. 

Aún no entendemos los motivos, creemos que la religión (católica por culpa de los colonizadores), que los genes latinos son más fuerte que los asiáticos aquí o que simplemente les molesta o disgusta nuestra presencia en su país y que a causa de eso nos cuesta más encontrar ayuda o colaboración para conseguir las cosas. Al preguntar por una dirección difícilmente te la indiquen o probablemente te manden en búsqueda de un taxi o trycicle para ir, es como si al preguntarles se apoderara de ellxs un taxista porteño y en lugar de decirte la dirección te envían en la contraria. Muchas veces viajando te guías por la intuición, y decidís por la energía que te transmite quien te esta “ayudando”. En este lugar es donde más hemos sentido la sensación de “vamos a preguntarle a otra persona más” además de que en la mayoría de los casos intentan cobrarnos por lo que en otros lugares nos ofrecían como símbolo de generosidad. Aquí el agua se paga y el wifi se paga. Así fue como en un hotel (bastante caro para su estado) pregunté si podíamos cargar la botella con agua del dispenser y recibí como respuesta “Nada es gratis en Filipinas”.



Por suerte nuestro amigo fan de “into the wild” sabía lo que era hacer dedo y nos levantó.


Por suerte aún quedan muchas experiencias en este país para romper con todas estas primeras percepciones y juicios que generamos hasta el momento. Gracias por acompañarnos en esta nueva historia y este nuevo país. 



No nos podíamos despedir sin un poco de humor ante tanta queja.

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